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15 de febrero, lunes.
Daniel Andana, Helena de la Casa, María García, Javier Manrique, Carmen Marchena y Miguel Rodríguez se reúnen en una pequeña aula tras meses sin verse. Con la visita de Javier Barrera, periodista de Ideal, surge la idea de contar una historia que lleva tiempo poblando las cabezas de los alumnos de la Facultad de Comunicación de Granada; la sucesión de fenómenos paranormales y, más concretamente, la posible existencia de un fantasma.
Una componente del equipo, Helena, ha fotografiado antes de marcharse a casa una figura no humana en un aula en el que no debería haber nadie.
Deciden que no pueden permanecer de brazos cruzados, así que establecen un grupo de trabajo y se ponen en marcha.
- Javier se encarga de liderar el equipo, de la organización y comunicación con Barrera.
- Carmen y Miguel, por su parte, investigan sobre los perfiles biográficos, crónica, entrevistas para vídeo, columna opinión.
- Daniel, lleva la parte de fotografía, captación y edición de vídeo y se encarga de que todo el mundo pueda verlo por Youtube. Colabora además en la parte estética de las redes y blog en WordPress.
- Helena y María: Gestión de Twitter, Facebook y Pinterest.
26 de febrero, viernes.
El equipo se reúne y establece entonces las tareas previas:
- Recopilación del Inventario de material técnico necesario:
- X1 CANON / X1 NIKON D3100
- Smartphones
- Mac – programa de edición
- Se Concretan «actores» participantes: dueño de la cafetería, bibliotecaria, conserje, Helena.
- Documentación sobre reportajes ya existentes sobre el tema
- Contenido y desarrollo (recopilado del brainstorming):
- Utilización de casos documentados
- Guionización de la ficción
- Viralización por Twitter y Facebook
El proyecto pasa a llamarse EXPEDIENTE CAV
Crónica:
Expediente CAV
Los fenómenos paranormales se suceden en el Colegio Máximo de Cartuja, donde se ubica la Facultad de Comunicación de Granada. El último, una supuesta bruja aparece en una foto de una alumna.
Hay objetos que se mueven solos, luces que se apagan y se encienden sin que nadie pulse el interruptor y testigos que afirman que en sus paseos solitarios por estos pasajes, oscuros y alargados como sombras, se ha percatado de que alguien invisible le acompañaba a cada paso.
La atención permanente y una extraña sensación de respeto es lo que palpan muchos universitarios cuando llega la noche y tienen que recorrer los pasillos del Colegio Máximo de Cartuja. Saben las historias de misterio que se cuentan acerca de este antiguo hospital de la orden de los Jesuitas y, se las crean o no, reconocen que el lugar impone respeto. Una sensación que se enquistó en Helena de la Casa cuando fotografió uno de los imponentes pasillos de la actual Facultad de Comunicación y en uno de sus muchos ventanales, iluminado por una bombilla, vio “una bruja”. “Esperaba a un amigo a que saliera de clase y estaba todo oscuro y quise tirar una foto de la facultad a oscuras. Tras hacerla, empecé a ampliarla y vi una sombra un poco extraña. Se parecía a una persona volando. Una bruja”.
Y no es la primera vez que se topa con algo extraño. “En primer curso, cuando iba al baño solía ver a un hombre, bueno el perfil de un hombre, porque siempre que lo veía solo apreciaba su silueta y, después, desaparecía. No estaba en clase y en la planta de la facultad nos conocemos todos. Me paso varios días y solamente yo lo veía”, relata De la Casa.
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